TÉLAM – Mariano Suarez
La noche comenzó con la pista de «El amor después del amor» para aclimatar a la multitud, luego el rosarino desplegó su música durante 90 minutos ante los más de 250 mil espectadores que poblaron el predio Isla 132 de la capital neuquina
La Fiesta Nacional de la Confluencia, que reunió en su undécima edición a buena parte de los artistas de la nueva escena, potenciados por la velocidad de las redes sociales, fue clausurada sin embargo con músicas y letras imperecederas, validadas por el tiempo y los años de escucha: las que ofreció el rosarino Fito Páez en la cuarta jornada del festival.
Cómodo en la posición de centro de gravedad de la noche, que tuvo también como protagonistas a Los Ratones Paranoicos, Fabiana Cantilo y Piti Fernández, Páez desplegó su música durante 90 minutos ante los más de 250 mil espectadores que poblaron el predio Isla 132 de la capital neuquina. «No se ve el final», dijo el rosarino desde el escenario mientras buscaba trazar el horizonte.
La noche comenzó con el escenario vacío y la pista de «El amor después del amor» para aclimatar a la multitud, que ya había atravesado el prólogo del show de Cantilo y que, por lo tanto, ya estaba en el mismo registro. La irrupción del cantante y la banda para suspender la grabación y rematar el tema en vivo alcanzó para transformar la escena de un minuto al otro.
Una sesión rockera inaugura un nuevo momento de la noche, a pura guitarra eléctrica, con «Ciudad de Pobres corazones» y luego «A rodar mi vida» insinúa un falso final que no engaña al público.
Enseguida un golpe de efecto de la nostalgia: «Dos días en la vida», con las voces femeninas de Mariana Vitale y Cantilo; «Tráfico por Katmandú»; y «Pétalo de sal» con un guiño a Luis Alberto Spinetta, que sumó su guitara en el registro de estudio de 1992.