Luz Gaggi: los problemas de salud de la infancia que superó con “garra”, el segundo lugar en La voz argentina y su mayor deseo

LA NACIÓN

Se destacó en el reality de Telefe hace tres años y, desde ese momento, se dedicó a construir una carrera a paso firme, lento pero seguro, bajo la atenta mirada de un experto: Daniel Grinbank

Hace tres años dejó con la boca abierta al jurado del programa cazatalentos La Voz Argentina. Su potencia canora unida a su interpretación sorprendieron de la mejor manera. Salió segunda en el certamen, pero eso, con el paso de los años, quedará como algo anecdótico. Luz Gaggi es una especie de camaleón que se pone en diferentes pieles para cada historia que quiere narrar. De su infancia –esa que tuvo un capítulo en silla de ruedas, por un problema de salud- a la cantante de 21 años que es hoy, hay una energía arrolladora, una madurez como artistas un tanto precoz y un deseo de meterse y permanecer en el gran mercado de la música, aunque para ello quizá haya que hacer ciertas concesiones. ¿Estará su disco en las ternas de los próximos Premios Gardel y de los Latin Grammy? Seguramente que sí. Aunque cuando la chica de 21 que termina un jugo de naranja en vaso gigante se mezcla con el personaje Luz Gaggi, cualquier paso que el mundo de la música pide dar, será parte de un acuerdo entre ella misma y el universo del mercado pop. Pero el verdadero horizonte estará en la búsqueda de lo esencial de su voz. El 5 de abril, en el Teatro Coliseo, ya habiendo tomando suficiente distancia de aquel 2021 televisivo y súper mediático, subirá al escenario para presentar las diez canciones del álbum Altar, y así comenzar un nuevo capítulo de su vida artística.

-¿Cuánto pasó desde tu participación en La voz argentina, tres años o un siglo?

-Tres años intensísimos en los que estoy haciendo una carrera muy bonita.

-¿Qué sería una carrera bonita?

-Estar en el momento y en el lugar indicados. Con un equipo hermoso que estamos armando y con cosas bonitas que estoy aprendiendo.

-¿Qué se aprende?

-Bueno [se ríe] soy joven y también se aprende a vivir socialmente. Y del trabajo en estudios y con músicos muy grosos. Eso te curte un montón. Y estoy pisando fuerte.

-En una carrera como la tuya, que comenzó primero por el lado mediático, a veces en la vorágine las cosas suceden antes de que tengas tiempo para soñarlas. También suceden cosas que uno puede decir luego: “acá metí la pata”.

-Bueno, pero es parte de la vida. Me pasa mucho que la energía y la vibra son parte del proyecto o del foco que tengo. Estoy enfocada en una meta y por ahí van a pasar altos y bajos. Como todo. Pasa al que trabaja como contador hasta al que es artista.

-En La voz argentina se hizo hincapié en que, durante tu infancia, por un problema de salud – epifisiólisis femoral superior y, tras un accidente doméstico, se fracturó la cadera- tuviste que usar una silla de ruedas para movilizarte. ¿Qué tanto te condicionó?

Fue un cambio de vida rotundo. Adaptarse a una realidad muy diferente. De correr con tus amiguitos pasás a entrar al colegio por otra puerta que no es la principal, porque si te golpean sin querer te puede hacer mal. Agradezco eso, porque todo pasa por algo. Antes, cuando no lo podía ver desde un plano más general, no lo pensaba así. Solo decía, ¿por qué me pasa esto a mi? Pero uno aprende de eso y lo tuve que pasar. Hoy en día me manejo de una manera diferente. No sería lo que soy de no haberla pasado”. Porque eso te curte en muchas cosas.